En 1919 nuestro bisabuelo, Antonio Rivera, después de viajar a Francia, comienza a hacerse en la vida como heladero, con recetas heredadas de su madre en las largas encerronas invernales de su natal León, impregnando las cremas heladas de una genuina artesanía y los más diversos sabores. Pocos años después, la familia Rivera cruza el océano y viaja a Argentina, donde se en un pequeño pueblo llamado Zavalla. Aníbal Rivera (hijo de Antonio) continúa con el arte de la fabricación de helados.
En 1984, Manuel, con apenas 11 años, comienza a involucrarse en el negocio familiar, ayudando a sus abuelos, Anita y Aníbal, en este exquisito arte. En aquella época sus tíos Oscar, Marita y Onofrio se incorporan al negocio, actividad que mantuvieron durante años.
En 1995 Manuel se hace cargo del negocio familiar junto a su abuelo. En ese entonces, radicada en Zavalla, la heladería era el punto de encuentro del pueblo, el lugar de reunión, y el negocio más antiguo del lugar.
Después del fallecimiento de Aníbal, y al cabo de 92 años de actividad, en el 2003 la heladería cierra sus puertas en Zavalla, con miras a su reapertura antes de su centenario.
En abril de 2013 Helados Don Rivera (tal era el nombre en Zavalla) vuelve a abrir sus puertas en Rosario bajo el nombre Touche de Creme. Haciendo honor a sus comienzos en Francia y a la cremosidad de sus gustos, nuestra familia adopta el nombre actual.
Hoy, manteniendo las mismas recetas de nuestros abuelos y bisabuelos, día a día y en familia, seguimos fabricando auténticos helados artesanales. Sin stock, con helado recién hecho permanentemente y a cada rato. Eligiendo y seleccionando las mejores hierbas y frutas. Una por una. Pensando permanentemente en nuevos sabores gourmet. Creando nuevos gustos. Con esmerado cuidado. Con los mejores ingredientes. Con un toque de crema. Con nuestra pasión.